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Génesis 23 al 26

El capítulo 23 narra la muerte de Sara, esposa de Abraham y cómo este negoció la tierra para darle una digna sepultura. En el capítulo 24 se narra que Abraham, ya entrado en muchos años, envía al siervo más viejo de su casa para que consiga esposa para Isaac, haciéndole prometer que no le buscará una esposa de las mujeres de la región que habitaban sino que de la tierra donde Abraham había nacido. El siervo, parte y al llegar a Ur, luego de orar a Dios, encuentra a Rebeca, quien a la postre resulta ser sobrina de Abraham. Después de que se narra la bienvenida que los familiares de Rebeca le dan al siervo (del cual nunca se sabe el nombre), se le pregunta a Rebeca si desea irse para desposar a Isaac a quien nunca ha visto, y ella responde que sí. Al finalizar el capítulo se lleva a cabo el encuentro entre Rebeca e Isaac. Se dice que ella le llevó consuelo a él y él a su vez la amó. El capítulo 25 desarrolla la descendencia de Abraham por medio de una concubina a la cuál conoció luego de la muerte de Sara, y narra la muerte y sepultura de él luego de 187 años de vida. Llama la atención que el verso 8 en las cuatro versiones estudiadas indican que Abraham murió y “fue a reunirse con su pueblo”, la pregunta que vale la pena hacerse es ¿cómo después de muerto fue a unirse a un pueblo? ¿quiénes eran ese pueblo? ¿acaso en el más allá hay un pueblo de Abraham? Otra vez nos encontramos con preguntas que solo los teólogos y entendidos nos pueden contestar. Posteriormente, el mismo capítulo desarrolla la descendencia de Ismael y más adelante el nacimiento de los 2 hijos de Isaac: Esaú y Jacob. Ambos mellizos, y son fruto de la fe de su padre también pues este intercede por Rebeca para que conciba y finalmente lo hace. Ambos crecen y se dice que Esaú fue un diestro cazador mientras que Jacob un intelectual, el primero amado por su padre y el segundo bienamado de su madre. En un día que Isaac ha cocinado y que Esaú vuelve de la cacería, aquel pide a este que le venda la primogenitura, el cual accede porque carente de toda visión y fe se pregunta a sí mismo de qué le servirá la primogenitura, despreciándola completamente. En el Capítulo 26 Dios confirma la promesa que hizo a Abraham a su hijo Isaac. Luego se narra cómo este cae en el mismo error de su padre al emigrar y decir que su esposa es su hermana, también al rey de Gadar a quien Dios nuevamente se le aparece en visión y logra que no la tome. Posteriormente, Dios confirma por segunda vez la promesa a Isaac, quien es reconocido por el rey de Gadar como Bendito de Dios por lo que solicita una alianza que sellan.

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