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elproyecto2011

Génesis

Génesis 47 al 50

En el capítulo 47 José presenta a su familia ante faraón y este es bendecido por Jacob. Luego se menciona cómo José administró la venta de granos a la gente. En este punto hay una lección extraordinaria en cuanto a la forma de hacer política social, ya que José en ningún momento regaló nada, más bien hizo productiva a la gente y con esto tanto el gobierno del Faraón como los ciudadanos lograron salir de la crisis y al final agradecieron las decisiones sabias de José, de hecho en el verso 26 se menciona que fue José quien instituyó el impuesto de la quinta parte al Faraón y esa medida no fue objetada sino agradecida por los pobladores. Luego, Jacob, quien ya presiente su muerte hace jurar a José que no lo sepultará en Egipto sino en donde descansan Abraham e Isaac, y así lo jura su hijo. En el capítulo 48, Jacob pide a José que traiga a su presencia a Manasés y Efraín para bendecirlos. Entonces, José postra a su primogénito a la derecha de Jacob y a Efraín a la izquierda, sin embargo, el patriarca intercambia sus manos y coloca la mano derecha sobre Efraín. José al notar eso, piensa que por la casi ceguera de su padre no se dio cuenta y le dice a Jacob que está equivocado, sin embargo este lo rebate diciendo que el menor será mayor que el primogénito y por eso su bendición derecha va sobre Efraín. Luego bendice a José, a continuación la bendición según la versión Peshitta: “El Dios ante quien fueron agradables mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi sustento desde mi juventud hasta hoy, y el ángel que me ha salvado de todo mal, bendiga a estos muchachos y sean llamados por mi nombre y por el nombre de mis padres Abraham e Isaac; y abunden y sean fecundos en medio de la tierra”. Esta bendición además es, según mi parecer, una declaración de fe impresionante, pues un hombre entrado en edad reconoce que toda su existencia y su abundancia así como el resto de avatares de su vida fueron solo la voluntad y misericordia del Creador. Realmente hermoso! Posteriormente, en el capítulo 49, Jacob manda a llamar a todos sus hijos para profetizar sobre ellos: A Rubén le dice que no permanecerá; a Simeón y Leví que vengaron a Dina con irá les indica que se dividirán. A Judá lo alaba y le profetiza esto: “El cetro no será quitado de Judá, ni el legislador de entre sus pies, has que venga Aquel a quien el cetro le pertenece; a Él esperarán los pueblos” (una clarísima referencia a Cristo). A Zabulón le dice que habitará en la costa y será tierra de marineros. A Isacar lo bendice. A Dan le dice que juzgará a su pueblo. A Gad le da una profecía de bélico. A Aser le dice que será tierra fértil y provisión de reyes. A Neptalí le profetiza hermoso discurso y el uso de la palabra. A José lo coloca como cabeza de sus hermanos y a Benjamín le profetiza que será un poderoso valiente. Luego, de esto muere Jacob y al igual que sus antecesores, la Biblia dice que fue reunido con su pueblo. En el capítulo 50 se narra el duelo por Jacob y cómo fue sepultado en la tierra de sus padres junto a ellos. Luego se narra que los hermanos de José tenían miedo de que este se vengara por los agravios que le causaron, una vez que murió el padre, pero José, con una madurez impresionante les dice: (19) “… Yo soy inferior a Dios, por tanto, no tengan temor. Ustedes tomaron contra mí el mal, pero Dios lo había planeado para bien, a fin de que sucediera como este día y salvara a mucha gente”.  Luego habitó con sus hermanos y los prosperó y murió a la edad de 110 años. Sin embargo, antes de morir hizo jurar a los hijos de Israel que cuando regresaran a la tierra de Dios había prometido por heredad a Abraham, Isaac y Jacob, se llevarían los huesos de él con ellos.